En primer lugar, es importante saber qué se va a hablar. Tené en mente, y anotado, los puntos que pretendes abordar, en el orden en que vas a hacerlo. Conocé la situación en que vas a tener que expresarte ante los otros: el tamaño del público, el orden de presentación, el tiempo de cada uno, los aparatos que vas a tener a tu disposición (retroproyector, computadora, videos...)... De este modo, se hace más fácil planificar. Tenés que ser breve al expresarte; decí exactamente lo necesario, sin agregar informaciones para aumentar el discurso. Es prácticamente imposible discursar mal con un pequeño texto. Con todos esos cuidados, lo que resta hacer es entrenarte mucho, porque la práctica trae más seguridad en el momento de presentarte.